Con cierta dosis de malicia, un periodista preguntó a Juan Pablo II:
– «Su Santidad, ¿sabe cuánto cuestan los viajes papales?»
La respuesta del Pontífice fue inmediata:
– «Y usted, ¿sabe cuánto vale un alma?»
Con cierta dosis de malicia, un periodista preguntó a Juan Pablo II:
– «Su Santidad, ¿sabe cuánto cuestan los viajes papales?»
La respuesta del Pontífice fue inmediata:
– «Y usted, ¿sabe cuánto vale un alma?»