El canto de las Sirenas

El Canto XII de la Odisea, Homero nos relata la historia de Ulises y las Sirenas:

«Advertido por la diosa Circe de lo peligroso que era el canto de las Sirenas, Ulises ordenó tapar con cera los oídos de sus remeros y se hizo atar al mástil del navío. Si por el hechizo musical pedía que lo liberasen, debían apretar aún más fuerte sus ataduras. Gracias a esta estratagema, Ulises fue el único ser humano que oyó el canto y sobrevivió a las sirenas, que devoraban a los infaustos que se dejaban seducir. Estas criaturas monstruosas se precipitaron al abismo al verse vencidas.»

Cuán superior es la vida del cristiano a la de Ulises. Nosotros en vez de taparnos los oídos los abrimos para oír a Jesús que es nuestra fuerza, y en vez de atarnos a un mástil nos clavamos juntamente con Cristo en la cruz donde somos muertos al pecado y por eso no oímos el canto del demoniaco mundo. A diferencia de Ulises no coqueteamos con los placeres y hechizos de las sirenas, porque Jesús puso un canto de liberación en nuestra alma.

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