El bien en medio del mal

Andrés era un buen actor, pero un mal nadador. Sin embargo, cuando vio que se ahogaba una mujer en un río en Grenoble, Francia, saltó al agua y después de un rato de lucha, logró salvarla.

El esposo de esa mujer le quedó tan agradecido que trató de conseguir que se le diera una condecoración. Esto dio motivo a una revisión de sus antecedentes por parte del gobierno, habiéndose encontrado que la policía buscaba a Andrés por haber luchado como voluntario Francés con el ejército Alemán.

Fue juzgado por una corte marcial, pero finalmente se decidió anular la sentencia en virtud de su valor al arriesgar su vida para salvar la de una de sus semejantes.

Un solo acto de generosidad puede ser suficiente para encauzar a un malvado por una nueva senda que pueda cambiar todo su futuro en el tiempo y en la eternidad.

Una palabra de estímulo, un acto de bondad o una expresión de confianza por parte de usted puede representar la diferencia entre la esperanza y la desesperación para muchas personas.

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