Hace algunos años se suscitó un problema en Monterey, California. Esta ciudad se había convertido en un paraíso para los pelícanos. Una vez que los pescadores limpiaban los peces, les arrojaban las vísceras a los pelícanos. De esa manera, las aves se volvieron gordas y haraganas.
Luego se descubrió un aprovechamiento comercial para las entrañas y los pelícanos se perdieron la comida gratis. Sin embargo, estas aves no hicieron ningún esfuerzo por conseguir el alimento por su cuenta. Se limitaron a esperar y a esperar que les arrojaran la dádiva que nunca más llegó. Muchos se murieron de hambre. Parecía que habían olvidado cómo pescar.
¿Cuál fue la solución? Importar pelícanos de otras partes para que los pelícanos locales vieran y aprendieran de nuevo la técnica de cazar para alimentarse y así recobraron el hábito de conseguir su sustento.
¿Cuáles pueden ser algunas enseñanzas de esta reflexión?
- Son muchas las personas que dependen emocionalmente de muchas cosas y no son conscientes de ello. Darse cuenta y poner remedio puede ahorrar muchos sufrimientos.
- Ante las dificultades debemos tener la capacidad para reaccionar y tomar otro camino pero jamás debemos darnos por vencidos.
- Una cosa es ayudar, y otra muy distinta hacerle todo a los demás.
- Es mejor enseñar y no hacerle todo a los demás.