Amigos, en cualquier relación, ya sea comercial, sentimental, laboral, etc, la comunicación es la base fundamental del éxito en esa relación.
Desafortunadamente, de las peores cosas que tiene el gimnasio, son las comunicaciones oficiales. Es que no hay nada que sea más ineficiente que recibir información importante del gimnasio. El correo electrónico es la forma oficial en la que el gimnasio se comunica con sus clientes, pero curiosamente es una comunicación unilateral, porque nosotros no podemos escribir a ningún correo de servicio al cliente. En todo caso, hay que asistir a la sede en la que uno está inscrito y tratar, si tratar, de lograr resolver alguno de los intrincados problemas que si uno se descuida, pueden haber.
Y es que de smart no tiene mucho, porque las cosas que debieran ser simples, las hacen complejas, las cosas que por naturaleza son simples, las hacen aún más complicadas. El nivel de burocracia, sólo se puede comparar al que uno encuentra en las instituciones del Estado y pues siendo esta una empresa del sector privado, resulta chocante la pésima forma que tiene de comunicarse con las personas que son su razón de ser: sus clientes.
El pobre personal que trabaja en las sedes, se ve envuelto en esta telaraña de procedimientos y hacen lo que pueden para tratar de resolver la complejidad en la que día a día se ven envueltos. Desafortunadamente, no todos los clientes son tan pacientes y en algunas ocasiones reciben malos tratos, de personas que han llegado a su límite de paciencia y terminan rematando con quienes menos culpa tienen.
El correo electrónico es tan importante para el gimnasio, que uno no se puede inscribir si no se tiene uno. Ese es el nivel de importancia que le dan. Sin embargo, cuando se trata de realizar comunicaciones asertivas, pareciera que se les olvidó que tienen esa gran base de datos con los correos de todos. No sólo se comunican de forma desordenada e ineficiente, sino que encima, la información nunca es efectiva, cuando al fin llega a la mayoría, ya es tan antigua que ha perdido todo su valor.
En varias ocasiones, he dicho que el gimnasio es hostil hacia los usuarios, me refiero a la institución, no al personal que labora en él y acá desarrollo un poco más el tema. Si todavía resulta agradable ir a ejercitarse, es por el personal que hace casi lo imposible para que uno se sienta bienvenido y por el ejercicio en sí mismo, que es al final de cuentas por lo que uno va, pero cuidado llega a caer uno en ese pozo sin fondo de las comunicaciones institucionales, es tan oscuro que ni la luz puede escapar de ahí.
Además, en el episodio comento sobre la famosa y casi ofensiva frase de «todos pueden ir a cualquier sede, por no haber agua en la sede actual«, con detalle explico por qué puede llegar a ser ofensiva esa frase, en la que no sólo a un plan le aumentan el valor, sino que al otro lo disminuyen. Recuerden que valor no es lo mismo que precio.
Bueno amigos, pónganse cómodos y pasen adelante, acompáñenme en este nuevo episodio de Daily Gym, no les puedo asegurar que no se van a enojar cuando terminen de escucharlo.