Fuera de contexto

La primera vez que hice un viaje de negocios a Japón, una camioneta pasó a recogernos a mis compañeros y a mí para llevarnos a una junta.

Durante el trayecto empecé a ponerme nervioso, pues el conductor constantemente se volvía a platicar con nosotros mientras el vehículo recorría como bólido las angostas calles.

Finalmente me colmó la paciencia y, de la manera más educada que pude, le pedí que se concentrara en el camino. Me miró muy desconcertado, pero se volvió y se puso a ver hacia delante.

Al cabo de una tensa pausa, uno de mis compañeros me preguntó en voz baja:

– ¿Por qué le dijiste eso?

– Es que nos iba a matar -respondí-. ¡No estaba poniendo atención en el camino!

– Pero, Bob, el volante está del lado derecho -me explicó-. ¡Él no es el conductor!

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