¿Miedo a la Maternidad?

Estoy convencido de que el don más grande que ha recibido la mujer es el de la maternidad. Sin embargo, se encuentra uno hoy muchas mujeres que ven este don bajo el prisma del miedo. Miedo a tener un hijo: el primero, porque es el primero. Miedo a tener muchos, porque cada uno de ellos … Leer más

El fondo de la tragedia

Recientemente una explosión mató a una joven madre que acababa de dar a luz su tercer hijo. El médico cayo inconsciente, pero pudieron sacar del cuarto al niño sin que sufriera ningún daño. Aparentemente la tragedia fue ocasionada por una chispa que incendió el gas anestésico que es altamente inflamable. Sin embargo, la mujer llevó … Leer más

El bien en medio del mal

Andrés era un buen actor, pero un mal nadador. Sin embargo, cuando vio que se ahogaba una mujer en un río en Grenoble, Francia, saltó al agua y después de un rato de lucha, logró salvarla. El esposo de esa mujer le quedó tan agradecido que trató de conseguir que se le diera una condecoración. … Leer más

Cuaresma – Evangelio 22 mar 08

Evangelio según San Mateo 28,1-10. Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro. De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Angel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su … Leer más

Cuaresma – Evangelio 21 mar 08

Evangelio según San Juan 18,1-40.19,1-42.

Después de haber dicho esto, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allá entró con ellos. Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia. Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allá con faroles, antorchas y armas.

Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: «¿A quién buscan?». Le respondieron: «A Jesús, el Nazareno». El les dijo: «Soy yo». Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó nuevamente: «¿A quién buscan?». Le dijeron: «A Jesús, el Nazareno».

Jesús repitió: «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan». Así debía cumplirse la palabra que Él había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco.

Jesús dijo a Simón Pedro: «Envaina tu espada. ¿Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?». El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.

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