Etiqueta: humanos

  • La armonía

    El Espíritu Santo, aparentemente, crea desorden en el Iglesia, porque produce diversidad de carismas, de dones; sin embargo, bajo su acción, todo esto es una gran riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad, sino reconducir todo a la armonía.

    En la Iglesia, la armonía la hace el Espíritu Santo. Un Padre de la Iglesia tiene una expresión que me gusta mucho: el Espíritu Santo «ipse harmonia est». Él es precisamente la armonía. Sólo Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad.

    En cambio, cuando somos nosotros los que pretendemos la diversidad y nos encerramos en nuestros particularismos, en nuestros exclusivismos, provocamos la división; y cuando somos nosotros los que queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos por imponer la uniformidad, la homologación. Si, por el contrario, nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan conflicto, porque Él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia.

    Caminar juntos en la Iglesia, guiados por los Pastores, que tienen un especial carisma y ministerio, es signo de la acción del Espíritu Santo; la eclesialidad es una característica fundamental para los cristianos, para cada comunidad, para todo movimiento.

    La Iglesia es quien me trae a Cristo y me lleva a Cristo; los caminos paralelos son muy peligrosos. Cuando nos aventuramos a ir más allá de la doctrina y de la Comunidad eclesial -dice el Apóstol Juan en la segunda lectura- y no permanecemos en ellas, no estamos unidos al Dios de Jesucristo (cf. 2Jn v. 9).

    Así, pues, preguntémonos: ¿Estoy abierto a la armonía del Espíritu Santo, superando todo exclusivismo? ¿Me dejo guiar por Él viviendo en la Iglesia y con la Iglesia?

    Tomado de la Homilía del Su Santidad el Papa Francisco
    Santa misa con los Movimientos Eclesiales en la solemnidad de Pentecostés

  • Confianza en nuestro Dios vigilante

    Se cuenta que en cierta ocasión una pobre mujer demandaba del sultán de Turquía una indemnización por la pérdida de su propiedad.

    – ¿Cómo la perdiste? -se le preguntó.

    – Me dormí y los ladrones vinieron y me robaron.

    – Pero ¿por qué te dormiste? -le preguntó el sultán.

    – Me dormí, porque creí que vos estabais despierto.

    Al sultán le agradó aquella respuesta y la confianza que ella tenía en su gobierno, y ordenó que se le pagase lo que había perdido.

    Se espera que los gobiernos humanos vigilen el interés de sus gobernados; pero muchas veces fracasan. Afortunadamente no es así con el gobierno de Dios: el Señor jamás duerme.

  • Victoria

    Cuando todo se desmorona en nuestros proyectos humanos, en nuestros apoyos terrestres; cuando de nuestros más bellos sueños sólo nos queda la desilusión; cuando nuestros mejores esfuerzos y nuestra firme voluntad no alcanzan el objetivo propuesto; cuando la sinceridad y el ardor del amor nada consiguen y el fracaso está ahí, desolador y cruel, frustrando nuestras más bellas esperanzas, Tú permaneces, Señor, indestructible y fuerte, nuestro amigo que todo lo puede.

    Tus designios permanecen intactos, nada puede impedir que tu voluntad se cumpla. Tus sueños son más bellos que los nuestros y Tú, los realizas.

    Conviertes los fracasos en un triunfo mayor, nunca eres vencido. Tú, que de la nada haces surgir el ser y la vida, tomas nuestra impotencia en tus manos creadoras, con infinito amor, y la haces producir un fruto. Obra tuya, mejor que todos nuestros deseos.

    En Ti, nuestra esperanza se salva del desastre, cumplida en plenitud.

  • Sal del Arca

    «Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.» (Génesis 8:16)

    Recuerdo la última noche en mi tierra natal. Al día siguiente, partiríamos hacia la capital, en búsqueda de nuevos horizontes. Yo debía tener trece años: era un adolescente, con ganas de vivir. Miré el cielo estrellado, y noté que la noche estaba más melancólica que nunca. Me senté en la terraza, donde en otros tiempos me había sentido tan feliz. ¡No podía negar que me asustaba lo desconocido!

    Hoy, entiendo que mis padres tuvieron el valor de aceptar que, en la vida, es necesario «salir del arca» si quieres vencer. El arca significa lo conocido, lo cómodo, lo seguro; aquello que no implica ningún riesgo. Si te quedas en ella, jamás verás nuevos horizontes. Dios no te creó para que envejezcas en el arca: el barco de madera es sólo una medida de emergencia; es circunstancial. La orden divina es: «Sal del arca».

    ¿Cuál es el arca del que te aferras? Todos los días, por diferentes motivos, los seres humanos viven construyendo arcas y justificando su permanencia en ellas.

    Dios es un Dios de desafíos. A Abraham le ordenó, cierto día: «Sal de tu tierra, de tu parentela, a una tierra que yo te mostraré». Y el patriarca, con 65 años de edad, no vaciló: tomó a su gente y partió. A Pedro le dijo, una noche: «Ven». Y el discípulo abandonó sus temores, sacó el pie del barco y fue a Jesús, andando por encima del agua. Tú sabes que nadie puede andar por encima del agua; si lo haces, quiebras una ley de la naturaleza. ¿Sabes lo que Jesús te quiere decir hoy? Que, si eres capaz de verlo en medio de la oscuridad y sales del barco, podrás quebrar el presente estado de cosas.

  • Volver a la Juventud

    Tito Rodríguez, Director del Instituto Argentino de Buceo, nos cuenta sobre las truchas:

    Cuando el duro invierno canadiense ha perdido su fuerza, el hielo que cubre las aguas del Río Nass se resquebraja, las truchas arco iris del Pacífico que se habían congregado en el fiordo de Portland emprenden el recorrido anual río arriba, hacia el lugar donde nacieron para cumplir con el ritual del desove.

    Impulsados por un instinto ancestral los peces recorrerán más de 200 kilómetros río arriba hasta alcanzar los 3,000 metros de altitud. Recorrerán todo el camino corriente en contra sorteando obstáculos y depredadores casi sin alimentarse. El increíble esfuerzo hará que el animal vaya envejeciendo cada día a un ritmo muy acelerado. Las mandíbulas se deforman, la espina dorsal se curva, las branquias se agrietan y la calcificación de las arterias adquiere una dimensión sobrecogedora, prácticamente mortal.

    Al arribar al lugar de apareamiento las hembras expulsarán los huevos y se requerirán dos machos para fecundarlos ya que una sola hembra puede poner hasta 20,000 huevecillos en una sola temporada. Finalizada la puesta las truchas arco iris no mueren como sus parientes los salmones. Arrastrados por la corriente, sus cuerpos prematuramente envejecidos y al borde del colapso emprenderán el camino de regreso al mar.

    El viaje de regreso es sencillo y sin esfuerzo, liberados del estrés por llegar a tiempo a la puesta, se dejarán llevar río abajo, deteniéndose a descansar y alimentándose adecuadamente. En este camino de regreso se produce el maravilloso milagro. Los animales van rejuveneciendo kilómetro a kilómetro. Lo que más llama la atención de este cambio es la notable y veloz descalcificación de las arterias que desaparece por completo. La espina dorsal pierde la curvatura y la mandíbula toma su aspecto normal. Al llegar al mar son de nuevo ejemplares jóvenes y fuertes.

    Al año siguiente ocurrirá lo mismo, y al otro y al que le sigue. La trucha arco iris podrá envejecer y volver a la juventud al menos cuatro veces a lo largo de su vida. Los seres humanos, sometidos al estrés y al esfuerzo intensivo suelen presentar síntomas de envejecimiento prematuro no sólo en su aspecto si no en alteraciones de su sistema circulatorio. El descanso, una dieta balanceada y un período sin sobresaltos favorecen la recuperación del aspecto y la salud en general.

    ¿Qué dice la Biblia del Rejuvenecimiento? El mejor rejuvenecer no es el físico, sino el espiritual. Cuando nos volvemos a Dios, nuestra vida alcanza una nueva dimensión y llegamos a ser nuevas criaturas. ¿No crees que hoy es el día de rejuvenecerte espiritualmente?