Para cualquier negocio, empresa, profesional o persona que preste algún servicio, sabe que el cliente es aquella persona o institución, que básicamente le da de comer. Así de simple, así de crudo. Sin sentimentalismos, no quiero repetir aquella frase de «el cliente siempre tiene la razón», porque no siempre es así.
Mas bien, algo mas adecuado sería «al cliente hay que darle siempre la razón… aunque no la tenga». Tampoco se trata de ser condescendientes, de lo que realmente se trata es de dar lo mejor, siempre lo mejor, porque esto es lo que hace que el cliente sea fiel a la marca, al servicio, a la empresa, al negocio pues.
Este texto es muy largo y me disculpo con mis lectores habituales, que están acostumbrados a textos mas pequeños y de otra temática. Simplemente es la única forma que tengo de manifestar mi inconformidad.
Si ya llegamos a la conclusión de que el cliente, es muy importante, entonces porque dejarlo abandonado a su suerte, de manos de personas incapaces de resolver nada, incapaces de tomar decisiones, siendo únicamente capacitados, para leer lo que dice un manual de operaciones, que mas bien es un manual de respuestas, que como máquinas leen y repiten sin cesar.
Porqué si el cliente es quien les da de comer, dejan que sea atendido por personas ajenas al mismo, porque se subcontratan call centers, para que mal atiendan a las personas que les van a dejar mes a mes su dinero. Para nadie que sea cliente de Telefónica, le es raro el excepcionalmente pésimo servicio en cuanto a atención al cliente se refiere.
Y esta mala atención es parte de un sistema institucionalizado, es decir que la filial de Guatemala, simplemente aplica las directrices de la casa matriz. Sin embargo, acá se le da un desvalor agregado, al ya de por si pésimo servicio de atención al cliente, que mas bien podría ser desatención al cliente.