Reflexiones de Cuaresma día 25

Oración inicial

Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?

Día 25

Saludar Sagrarios. Muchos decían a santa Teresa que les hubiese gustado vivir en los tiempos de Jesús. Ella les respondía que no entendía bien por qué, pues poca o ninguna diferencia había entre aquel Jesús y el Jesús que está en el Sagrario.

Dale gracias por haberse quedado. Pero dáselas con obras. Cada vez que haces una genuflexión delante del Sagrario, que la hagas bien y diciéndole por dentro: ¡te amo, Jesús; gracias! Que comulgues bien preparado y muchas veces, siempre que te sea posible. Que le visites todos los días…

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Reflexiones de Cuaresma día 2

Oración inicial

Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?

Día 2

Santa Misa. A media tarde, Jorge entra en la cocina como un huracán y le dice a su mujer: «Hola, cariño… Voy a cambiarme. Felipe y yo vamos a jugar un partido de tenis antes de que se haga de noche». «¡Pero, Jorge! -objeta su mujer- es muy tarde y tenía preparada una excelente cena: carne a la borgoñesa, y verduras, y una tarta de limón.» «Lo siento, cariño -responde Jorge- tomaré un bocadillo en un bar. Tómatelo tú…»

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Fiesta de Todos los Santos

Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana. La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente … Leer más

Comulgar con los pobres

Los pobres, los enfermos, los pequeños son la prolongación de la gran Teofanía-Cristo. «No desprecien a Cristo en el desnudo», decía san Juan Crisóstomo. Pascal, no pudiendo recibir la comunión en su última enfermedad, pide con todas sus fuerzas que sea introducido en su aposento un pobre enfermo para que sea asistido con igual solicitud … Leer más

Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2010

«La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo»

Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2010

Se ha publicado hoy el Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2010. El texto, fechado el 30 de octubre de 2009, lleva por título la siguiente afirmación de San Pablo en su Carta a los Romanos: «La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo». Sigue el documento íntegro en su versión española:

Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas. Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina: La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo (cf. Rm 3,21-22).

Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra «justicia», que en el lenguaje común implica «dar a cada uno lo suyo» – «dare cuique suum», según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III. Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste «lo suyo» que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley. Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder sólo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia «distributiva» no proporciona al ser humano todo «lo suyo» que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si «la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo… no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios» (De Civitate Dei, XIX, 21).

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