Los pobres, los enfermos, los pequeños son la prolongación de la gran Teofanía-Cristo. «No desprecien a Cristo en el desnudo», decía san Juan Crisóstomo.
Pascal, no pudiendo recibir la comunión en su última enfermedad, pide con todas sus fuerzas que sea introducido en su aposento un pobre enfermo para que sea asistido con igual solicitud que él, a fin de que, no siéndole posible comulgar en la cabeza, pueda al menos recibir a Jesucristo en uno de sus miembros.