Hola amigos, hay cosas que no logro terminar de entender en el gimnasio. En mi humilde opinión y concepción de las cosas, soy de la idea de que ir al gimnasio debiera de ser una experiencia agradable, divertida, enriquecedora y que al terminar la sesión o la rutina, pues nos sintamos bien y con ganas de volver al otro día.
Nada más alejado a lo que he visto en algunos usuarios y grupos de usuarios, en los que hacen rutinas tan extenuantes, que algunos han llegado casi al punto del desmayo, se nota que lo están pasando mal y que están sufriendo. No se si eso les gusta y por eso lo hacen, en cierta forma de masoquismo, donde el sufrimiento les produce satisfacción, no lo se realmente.
Quizá no sea eso, sino que creen falsamente que así es como debe de ser un gimnasio, en que se llega a sufrir y que hay que aplicar el desventurado lema: «no pain, no gain«.
No digo que uno deba quedarse en lo mínimo y no ir mejorando en las rutinas, pero tampoco es necesario ir de cero a cien en un sólo día o sobre esforzarse de forma innecesaria. Acá todo se trata de una progresión gradual, sistemática y programada. No de ir a lo loco haciendo grandes hazañas hoy y terminar con lesiones mañana.
De nada sirve hacer un sobre esfuerzo en un día, si luego se pasan tres o cuatro días sin asistir porque están lesionados o porque el dolor ha perdurado a lo largo del tiempo y los deja prácticamente inmovilizados.
Esto por supuesto, como ya habrán intuido, es propio de los que vienen de otros gimnasios, que trayendo las malas costumbres aprendidas, acá las siguen repitiendo. Lo bueno es que el asunto es personal y cada quien se mata con su propia mano.
En este episodio les hablo sobre una experiencia cercan en el tema. Pasen adelante, denle play al botón y no dejen de suscribirse.