Una viuda anciana, limitada en sus actividades, tenía grandes deseos de servir a Cristo.
Después de orar acerca de ello, decidió que a pesar de no poder ser capaz de ir de casa en casa para distribuir tratados o testificar, todavía podía tocar el piano.
Al día siguiente colocó este pequeño anuncio en el Oakland Tribune: «Pianista tocará himnos por teléfono a diario a los que estén enfermos y desesperados. El servicio es gratis». El anuncio incluía su número de teléfono. Cuando la persona llamaba, ella preguntaba inmediatamente: «¿Que himno quisiera escuchar?»
Durante mucho tiempo tocó para varios cientos de personas deprimidas y solitarias. Muchos de ellos abrieron sus corazones a ella, y ella pudo ayudarlos y alentarlos.
Más tarde, ella dio este testimonio: «Este servicio llegó a ser la cosa más satisfactoria que jamás emprendí en mi vida.»
Cuando una persona tiene deseo de servir a Cristo Jesús, hay siempre puertas para entrar si busca con todo el corazón. En el Reino de Cristo, el servicio es la forma de tomar la delantera. El deseo de estar en la cima puede ser un estorbo y no una ayuda. En vez de buscar la satisfacción de sus necesidades, procure maneras de ministrar las necesidades de otros.