Una almeja estaba abriendo su concha para calentarse al sol cuando una becada le dio un picotazo.
La almeja atrapó con rapidez el pico del pájaro y lo retuvo con fuerza.
– Si no llueve hoy o mañana -dijo la becada-, habrá aquí una almeja muerta.
– Si no puedes darte el lujo de desprenderte hoy o mañana -dijo también la almeja-, habrá aquí una becada muerta.
Como ninguna cedió, un pescador que por ahí pasaba atrapó a las dos.
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