Pasaré como peregrino la etapa final de mi peregrinación en la tierra

«Gracias por vuestra amistad y vuestro afecto» dijo Benedicto XVI, poco después de las cinco y media de la tarde, desde el balcón de Castel Gandolfo. Tras los calurosos aplausos prosiguió: «Como ustedes saben este día mío es diverso, desde las 20 horas no soy más pontífice de la Iglesia católica y paso a ser simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación en esta tierra».

Fueron palabras dichas hacia la multitud, sin ningún tipo de anotación, que claramente provenían del fondo de su corazón y suscitaron fuertes aplausos.

«Querría todavía, con mi corazón, con mi amor, con mi oración, y mi reflexión, con toda mi fuerza interior, trabajar por el bien común, de la Iglesia y de la humanidad» dijo. Y añadió: «Me siento muy apoyado por vuestra simpatía».

Y el aún papa concluyó: «Vamos adelante juntos con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Les imparto con todo mi corazón mi bendición…».

Las luces de Castel Gandolfo ya iniciaban a encenderse en una tarde que fue soleada pero fría, y curiosamente después que el papa se fue, la gente demoró bastante en desocupar la misma, como si le costara la idea de que no van a verlo más.

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