Principios importantes de la Oración

Si tienes un problema muy agobiante, una necesidad muy grande en tu vida; tal vez el problema es que monopolizas toda la plática con Dios y no le estás escuchando a Él para nada.

¡Deja de hablar tanto y toma tiempo para escuchar! Escucha la Palabra de Dios. Quédate en silencio y deja que Él te hable. Cuando estés en silencio esperando en Él, escucharás un susurro, una suave voz. Alguien llamó a eso «un impulso divino», pues es una impresión en tu corazón indicándote que tienes que hacer algo en particular. Él responderá.

Algunos creen que orar significa seguir pidiendo y pidiendo, seguir hablando y rezando y rogándole al Señor con una gran palabrería y una gran insistencia para convencerlo de que nos conceda lo que queremos. Este tipo de oración no demuestra mucha fe, ni confianza en que Él va a responder. Todo lo contrario, demuestra tu falta de fe e incredulidad, pues dudas que Él ya te oyó y que la respuesta está en camino.

Cuando ores, no necesitas seguir pidiéndole lo mismo e insistir con tantas palabras tratando de expresar lo que quieres. Lo que en verdad necesitas es seguir «creyendo», y «esperando con fe».

¡Espera que Dios te responda! La respuesta está en camino, ¡Dios responderá!

¿Sabías que el sentido más sublime de la oración no es insistir o demandar a Dios? Es entrar en comunión con Él, remontando todo nuestro ser hacia los Cielos y esperando con fe la respuesta divina.

Si has orado mucho y aún no recibes la respuesta a tus peticiones y sientes como si los Cielos están cerrados y Él se ha hecho el sordo a tus ruegos y oraciones, recuerda esto:

Ninguna oración sincera a nuestro Padre Celestial ha sido ignorada o no ha sido respondida. Pero también es verdad que Dios tiene Su tiempo para el cumplimiento de Su propósito. Él sabe lo que es mejor para Sus hijos y a veces usa formas extrañas para disciplinarnos y enseñarnos y eso lleva tiempo.

Deja un comentario