Hay que aprender a percibir las necesidades de los demás. Habrá, quién, dentro de la familia, demande mayor atención, y habrá otro que no tenga la capacidad de expresar dicha necesidad de atención, habrá otro, quizá, que para él lo más importante sea saber que alguien se preocupa por él.
La familia es el campo fértil donde se pueden sembrar valores tales como la comunicación, comprensión, empatía, generosidad y por ende el AMOR.
Este trabajo es de los padres y conlleva muchos esfuerzos: aflojar (arrancar de raíz egoísmos), abonar y regar (de repetir y vivir lo enseñado) y cuidar (estar al pendiente de las necesidades de los hijos) para asegurarse de que los frutos sean buenos.
Es un trabajo de todos los días tanto del padre como de la madre.
Patricia L. Santos de Salinas, Diplomada en Ciencias del Matrimonio y la Familia