Un día, San Juan Bosco fue a visitar a Cottolengo. Buscaba un consejo: «¿Qué remedio debo recomendar a las personas aburridas de la vida, desesperadas y llenas de mal genio y de depresión por la pobreza, las enfermedades y problemas de la vida o por el mal trato que les dan los demás?»
«Mira, Bosco -respondió Cottolengo-, el mal del aburrimiento, de la tristeza o de la depresión es el mal moderno más común de todos. Para combatirlo, nos ha mandado Dios un gran remedio siempre antiguo y siempre nuevo: Pensar en el Cielo que nos espera. No olvides nunca que un pedacito de cielo lo arregla todo.»