El gran compositor Haydn, fue un hombre muy piadoso y no temía demostrar su piedad, como queda demostrado por la siguiente anécdota.
Un día que estaba en compañía de varios compositores de fama, se suscitó la pregunta acerca de cuál era el mejor método para refrescar la inspiración cuando se encontraban abrumados por el trabajo excesivo.
«Yo no encuentro nada más efectivo que un vaso de buen vino.», dijo uno.
«Cuando mi inspiración comienza a flaquear», respondió otro, «abandono mi trabajo y me voy en busca de compañía humana. Esto siempre me refresca».
«¿Y tú, Haydn, qué dices?», preguntó otro compositor.
«Yo tomo el rosario», fue la respuesta. «Siempre lo llevo conmigo, y después de rezar unas decenas me siento refrescado mental y corporalmente».