La lectura es algo que siempre me ha apasionado desde pequeño, así que cuando se anuncia una feria del libro, me hace sentir sumamente emocionado.
Este año se organizó la Feria Internacional del Libro en Guatemala durante esta semana y sin perder tiempo, aprovechando que estaría en Guatemala el sábado pasado, pues asistí.
Lamentablemente la experiencia tuvo sus momentos malos, pero afortunadamente los buenos, como en todo, fueron mas y logré disfrutar de esta nueva edición de la feria del libro.
Lo Feo.
Empecemos por lo feo de la feria. Como se que me gustaría poder comprar muchos libros, pero se que no puedo, entonces acostumbro a dar una vuelta de reconocimiento, donde con una panorámica general veo que me puede ir interesando y afinando las prioridades de compra. De esa forma hice mi listado mental de títulos que deseaba adquirir y compré unos diez libros, novelas principalmente, aparte de otros tantos que me regalaron, pero lo feo fue, que de todas las librerías la única que no me dió factura, fue la que había montado El Ministerio de Cultura y Deportes, claro que la solicité al ver como se hacían los locos y para toda pregunta, la respuesta fue «…es que no nos las dieron…», luego la respuesta cambió a algo asi como que por ser del gobierno no emitían factura y luego a que «es que el contador no ha venido y el las tiene».