Etiqueta: pasión

  • Amar y ser amado

    Buscar y encontrar, amar y ser correspondido en el amor, es el deseo mas hondo del corazón humano. Quien ha experimentado este regalo sabe de su fuerza dinamizadora, de su poder transformante, de su capacidad de generar entusiasmo, de generar vida.

    Dios me ama, no deja de decirlo, mostrado de mil maneras. ¿Qué me impide salir de prisa a donde Él está?. Me llama y quiere encontrarme.

    «Buscaré al amado de mi corazón»

    La virgen es aquella que busca con todas sus fuerzas alcanzar a aquel Dios al cual se ha consagrado. Ella es guiada por
    un amor tan grande que nada puede impedir la comunión con el Amado.

    Lectura del Cantar de los Cantares 4, 1-4a; 8, 6-7

    Dice la esposa: En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad. ¿Viste al amor de mi alma? Pero apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.

    Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina; las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable.

    Esta es palabra de Dios.

    El amor mas puro, el amor mas grande, el amor de Dios, Él siempre nos ama de forma incondicional a pesar de nosotros mismos, a pesar de lo que somos y hacemos. Depende de nosotros, merecernos y ganarnos ese amor.

  • Carta sin destino

    Escuchando el silencio del atardecer, en la frialdad de mi soledad, buscando mariposas en el desierto, viendo volar las aves, me encuentro suspirando por ti.

    Hoy como todos los días, he despertado con aires de grandeza, fortalecido por una esperanza de vida, trazando mi camino en una vereda de sueños, buscando el amor que nunca encuentro, pero con la añoranza de que algún día llegará.

    Soñando en alcanzar las estrellas, soñando en contar cada gota del agua del mar, cruzando caminos sin fronteras, por tal de encontrarte y estar junto a ti.

    La distancia no es un obstáculo, para amarte, los obstáculos son una prueba de vida, una prueba de amor.

    Un simple adiós, día con día, es el fortalecimiento de mi alma, que ambiciona cada mañana para volverte a ver.

    Esta carta tiene un destino, conquistar tu corazón y entregarte mi pasión. Por eso mi destino es tu amor y tu remitente mi vida.

    No hay carta sin destino… ni palabras sin dirección, todo se dirige hacia alguien que quiero y que desee contestarla.

    Mi corazón abierto, mi amor para ti, contesta si quieres y dale dirección a mi vida.

    *** *** ***

    Autor Luis Samayoa.

  • Hacer el bien

    Cierto día, un joven se hallaba en un bote en medio del río Sena, en París, tratando de ahogar a un perro. Lo lanzó al agua y el animal, nadando, trataba de volver al bote; pero el joven lo rechazaba con uno de los remos.

    En un golpe en falso, el joven perdió el equilibrio, el bote volcó y él cayó al agua. Se hubiera ahogado a no ser porque el perro, tomándolo con los dientes por la ropa, lo sacó a la orilla.

    La gente que se había agolpado y veía la escena, corrió a ayudar al muchacho y a reprenderle duramente por su actitud cruel contra el animal.

    La Iglesia nos presenta a los santos como hombres y mujeres dignos de imitar.

    De Francisco de Asís el gran santo de la Edad Media, tenemos mucho que aprender: su gran amor para con Dios, para con el hermano, su pasión por el pobre en quien descubrió su mayor alegría. Además, vio cada cosa, a cada criatura como obra de las manos de Dios que merecen respeto.

    El pecado consiste entonces en la falta de respeto y amor al hermano y a las cosas creadas por Dios.

  • Oración Oficial a San Juan Pablo II

    ¡Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo dónanos tu bendición!

    Bendice a la Iglesia, que tú has amado, servido, y guiado, animándola a caminar con coraje por los senderos del mundo para llevar a Jesús a todos y a todos a Jesús.

    Bendice a los jóvenes, que han sido tu gran pasión. Concédeles volver a soñar, volver a mirar hacia lo alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida en la tierra.

    Bendice las familias, ¡bendice cada familia!

    Tú advertiste el asalto de satanás contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, que Dios encendió sobre la tierra. San Juan Pablo, con tu oración protege las familias y cada vida que brota en la familia.

    Ruega por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. Tú te opusiste a la guerra invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.

    Oh San Juan Pablo, desde la ventana del Cielo, donde te vemos junto a María, haz descender sobre todos nosotros la bendición de Dios. Amén.

    Cardenal Angelo Comastri
    Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano

  • Fiesta de Todos los Santos

    Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.

    La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana. Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.

    Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.

    Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.

    Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:

    – Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.

    – Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.

    – Acercándonos a los sacramentos.