Fabricio Lucio

El nombre de Fabricio Lucio, célebre general romano de los tiempos primitivos de expansión de la República, ha quedado en la historia como emblema de probidad, sencillez, desinterés e integridad ciudadanas. Se dice que «hallándose el famoso general en la más completa pobreza fue nombrado embajador por la República, para ir a tratar con Pirro, … Leer más

Suficientemente débil

Hudson Taylor, fundador de la Misión al Interior de la China, conocía el secreto de la fortaleza que hay en la debilidad. Una vez que un amigo lo halagó por el impacto de su misión, Hudson contestó: – Me parece que Dios buscó en todo el mundo hasta encontrar un hombre que fuese lo suficientemente … Leer más

¡Líbrate de la momia!

¡Líbrate de la momia!, esa bruja que hay en ti, San Pablo lo llamaba «EL HOMBRE VIEJO» (Efesios 4, 21), el carcamal que cada cual lleva dentro, cenizo, resabiado, siempre quejándose: «no vale la pena», «lo he intentado muchas veces», «me gustaría pero no puedo», «el ambiente está crudo, si usted supiera», «ya me conozco». … Leer más

La verdadera grandeza

Una tarde, mientras regresaba de la capital a su casa, el senador John Stennis fue asaltado a mano armada. A pesar de que Stennis entregó lo poco de valor que tenía, los asaltantes le dispararon dos veces, pegándole en el estómago y en la pierna. Los cirujanos del Centro Médico Walter Reed trabajaron más de … Leer más

Señor de Esquipulas

Novena al Señor de Esquipulas

Acto de Contrición

Jesús crucificado: postrado a tus pies el más ingrato pecador, te pide perdón y misericordia de haberte ofendido con tantas culpas; me pesa, mi Jesús, haber ofendido a tan soberana Majestad, propongo la enmienda de mi vida; te doy la palabra de confesar todos mis pecados, sin callar alguno; de apartarme de todas las ocasiones y peligros de ofenderte y hacer esta Novena agradable a tus divinos ojos, dándome tu divina gracia; confío de tu misericordia, que me has de perdonar y conceder lo que pido en esta Novena. Pequé, Dios mío; pequé, amantísimo Padre de mi vida; pequé, dueño de mi alma; misericordia, Jesús Salvador del Mundo; misericordia, Señor viva tu fe, viva tu amor, viva tu gracia. Amén.

Sonetos de San Francisco Xavier

No me mueve, mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme al verte
clavado en esa Cruz y escarnecido,
muéveme al ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas
y tu muerte.

Muéveme, en fin tu amor de tal manera,
que aunque no hubiera cielo yo te amaré
y aunque no hubiere infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
porque si cuanto espero, no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera.

Leer más