¿Miedo a la Maternidad?

Estoy convencido de que el don más grande que ha recibido la mujer es el de la maternidad. Sin embargo, se encuentra uno hoy muchas mujeres que ven este don bajo el prisma del miedo. Miedo a tener un hijo: el primero, porque es el primero. Miedo a tener muchos, porque cada uno de ellos … Leer más

Borra tus imaginaciones de derrota

¿Un sentimiento de incapacidad te atormenta y te paraliza? Determina salir de ese escollo a que te ha sometido tu pesimismo. Jamás podrás saber de qué eres realmente capaz hasta que hayas determinado persistir hasta lograr tu propósito. Tú eres un triunfador tenaz que superas tus derrotas imaginarias en la medida en que afrontes tus … Leer más

El cielo no es límite

Thomas Carlyle, el ensayista inglés, meditaba: «Cuando dirijo mis ojos a las estrellas, las veo contemplarme con lástima desde la serenidad y el silencio del espacio, como ojos que brillan con lágrimas sobre la pequeñez del hombre. Miles de generaciones, todas tan ruidosas como la nuestra, han sido devoradas por el tiempo, y no queda … Leer más

Pasarela

François es cantante de ópera. Caminábamos juntos por el margen del río que baña Strasburgo. Conversamos sobre la necesidad del hombre de comprenderse a sí mismo. En determinado momento, pasamos cerca de una pequeña pasarela que cruza el río, y François comentó: «Existe quien es capaz de construir puentes entre los seres humanos. Sus trabajos … Leer más

Cuaresma – Evangelio 21 mar 08

Evangelio según San Juan 18,1-40.19,1-42.

Después de haber dicho esto, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allá entró con ellos. Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia. Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allá con faroles, antorchas y armas.

Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: «¿A quién buscan?». Le respondieron: «A Jesús, el Nazareno». El les dijo: «Soy yo». Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos. Cuando Jesús les dijo: «Soy yo», ellos retrocedieron y cayeron en tierra. Les preguntó nuevamente: «¿A quién buscan?». Le dijeron: «A Jesús, el Nazareno».

Jesús repitió: «Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejen que estos se vayan». Así debía cumplirse la palabra que Él había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco.

Jesús dijo a Simón Pedro: «Envaina tu espada. ¿Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?». El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.

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