La gente agradecida es gente feliz

Hace algunos años una mujer se encontraba en la cornisa del piso 54 de un edificio de la ciudad de Nueva York, lista para saltar al vacío, acción que el escuadrón anti-suicidio de la policía tomó con extrema seriedad. No parecía ser de esa clase de personas, tenía un costoso vestido y era de apariencia distinguida. Sin embargo, a pesar de su apariencia, todo intento por hacerla bajar de la cornisa resultaba infructuoso.

Un oficial de policía llamó a su pastor para que orara por ella. El pastor dijo que iría inmediatamente para ver si podía colaborar con la policía. Cuando este sabio ministro evaluó la situación, preguntó si podía acercarse para hablar con la mujer. El capitán se encogió de hombros y dijo «¿Qué podemos perder?» El pastor comenzó a caminar hacia ella, pero la mujer gritó, como ya lo había hecho antes: «¡No se acerque o saltaré!» El pastor retrocedió y le dijo: «¡Lamento mucho que piense que nadie la ama!» Este comentario, no solo llamó su atención, sino que también sorprendió al escuadrón anti-suicidio, por tratarse de un comentario tan poco ortodoxo.

El pastor continuó diciendo: «Seguramente sus nietos nunca le prestaron atención.» Ante semejante comentario, ella se acercó y exclamó: «Mi familia me ama y mis nietos son maravillosos.» «Sin embargo, usted debe ser muy pobre para estar tan desesperada por saltar», respondió el pastor. Ella contempló su cuerpo regordete y su hermoso vestido y expresó: «¿Acaso parezco necesitar un plato de comida? Vivo cerca del Central Park, en un hermoso departamento.»

El pastor se acercó nuevamente, solo se encontraba a un metro de distancia de ella y le preguntó: «Entonces, ¿Por qué quiere quitarse la vida?» «No recuerdo», dijo la mujer, llena de sorpresa. El pastor había logrado que ella considerara todos los motivos que tenía para estar agradecida, en lugar de enfocarse en sus problemas. ¡Continuaron conversando y la mujer le mostró fotos de sus ocho nietos, con detalladas descripciones de cada miembro de su familia!

Al año siguiente ella trabajaba como voluntaria para una línea telefónica de asistencia al suicida; ayudaba a la gente no solo a optar por la vida, sino también a elegir vivir una vida llena de agradecimiento. Había aprendido el secreto: La gente agradecida es gente feliz.

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