Cuando Thomas Edison había alcanzado ya fama internacional, le aconsejaron que hiciera que algunos científicos fueran a su laboratorio y lo ayudaran a comprender por qué algunos de sus inventos habían funcionado.
Edison no veía la utilidad de eso, pero como tenía una mente abierta estuvo de acuerdo. Como resultado de ello, un brillante científico e investigador alemán llegó hasta su laboratorio para explicarle los principios en los que se basaban algunas de sus innovaciones.
Edison le entregó al hombre un globo al que le había dado forma de calabaza y le dijo: «Averigüe el contenido cúbico de esto.»
Pasaron las semanas y finalmente Edison buscó al hombre para preguntarle por qué no le había respondido.
El científico comenzó a darle una larga y pesada explicación acerca de las dificultades para resolver el problema por medio de la matemática superior. Entonces Edison tomó el globo, lo llevó hasta una pileta cercana y lo llenó de agua. Luego traspasó el contenido a un tubo graduado y sosteniéndolo en su mano declaró: «Este es el contenido cúbico.»
La solución para la mayoría de los problemas es probablemente más sencilla de lo que creemos. Por lo general provienen de la comprensión de los principios básicos, los porqués de la vida.
La persona que sabe el CÓMO siempre tendrá empleo. La persona que sabe el PORQUÉ siempre será su jefe.