El metal no es demasiado duro

Un obrero de la General Motors había tratado de cortar cierto metal nuevo muy duro. Después de repetidos esfuerzos inútiles, llevó el metal al administrador general de la corporación, quien era un reconocido ingeniero de automóviles e inventor, y le dijo que no podía cortarlo.

Él le preguntó:

– ¿Ha usado el diamante para cortar metales?

El trabajador dijo que no; y luego fue a tratar de hacerlo y pudo cortarlo con el diamante.

Entonces el administrador le dijo:

– El metal no es demasiado duro, sino que nuestras herramientas no son suficientemente fuertes.

Cristo sabía que las herramientas de los primeros discípulos no eran lo suficientemente fuertes para hacer el trabajo difícil que Él les había asignado. Él reconocía que la fortaleza humana no tenía la suficiente potencia para esparcir el evangelio en un mundo hostil. Por eso Cristo había insistido en que sus discípulos esperasen hasta que hubiera venido el Espíritu Santo en el día de Pentecostés, antes de dedicarse a la tarea de obedecer la gran comisión. Fueron preparados para su inmensa tarea por el poder del Espíritu Santo que vino a morar en sus vidas aquel día.

En semejante forma, nuestras herramientas humanas son débiles para llevar a cabo el trabajo de Cristo y para vivir como Cristo. Cada uno de nosotros debe tener su propio Pentecostés, y eso ocurrirá cuando dejemos que el Espíritu Santo nos llene, lo cual puede hacerse ahora mismo.

Deja un comentario