La vida misma se inicia con una pugna. Para venir a este mundo, el bebé debe abandonar el cobijo y la seguridad de que goza en el vientre de la madre y recorrer con dificultad un estrecho conducto.
Antes de remontar vuelo a las alturas, el águila debe abrirse paso a picotazos para salir del huevo.
Antes de deleitarnos con su gracia y hermosos colores, la mariposa debe de escapar del capullo.
¿Por qué permite Dios las tribulaciones?
Son muchos los motivos, pero pueden resumirse en una sola palabra: beneficios.
Él ve los beneficios.