Aprovecha al máximo cada hora, cada día y cada época de la vida… así podrás mirar al futuro con confianza y al pasado sin tristeza.
Sé tú mismo, pero sé lo mejor de ti mismo.
Ten valor para ser diferente y seguir tu propia estrella, y no tengas miedo de ser feliz.
Ama con toda el alma y el corazón, y cree que te aman aquellas personas que tú amas.
Olvídate de lo que hayas hecho por tus amigos, y recuerda lo que ellos han hecho por ti.
No repares en lo que el mundo te debe, y fíjate en lo que le debes al mundo.
Cuando te enfrentes a una decisión, tómala tan sabiamente como te sea posible.
Sobre todo, recuerda que Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos.
Actúa como si todo dependiera de ti, y reza como si todo dependiera de Dios.
Vive cada día a plenitud.