Si quieres que otros vean, no los deslumbres con tu presencia, ábreles los ojos.
Si quieres que otros oigan, no los aturdas con tus gritos; ábreles los oídos.
Si quieres que otros se corrijan, no les reproches; compréndelos.
Si quieres que otros amen, no les exijas; ámalos.
Si quieres que otros hablen, no se lo impongas; calla y escúchalos.
Si quieres que otros Sean y Vivan auténticamente, no pretendas que sean y vivan como a ti te gusta; déjalos que sean ellos mismos.
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