Los maestros más importantes

Nos encontrábamos en la clase de cuarto grado de la señorita Tacy, repasando las tablas de multiplicación, cuando levanté la vista y vi que mi padre entraba al salón de clase.

«Señorita Tacy,» escuché a mi padre decir, «pienso salir de viaje mañana, y me voy a llevar a John conmigo algunos días para enseñarle.» No podía creerlo. ¡Iba a faltar a la escuela y pasar tiempo junto a mi papá! Por poco brinco sobre mi silla.

Papá continuó diciendo: «Usted ha hecho un excelente trabajo enseñando a John, pero ahora es mi turno por una temporada.» Entonces se volvió hacia mí y dijo: «Te veré en casa esta noche, John.»

Lo que más recuerdo de ese viaje en el Ford Fairlane de mi papá fueron las horas que pasamos hablando de todo: béisbol, baloncesto, eventos y noticias, música, la iglesia, la escuela y sobre mis amigos. Era la primera vez que tuve a mi padre para mí solo.
Aquel viaje con mi padre a la edad de diez años me hizo sentir muy importante y mayor. También estableció la manera en que tomaría el control de mi educación. Él y mi madre reconocían que ellos eran mis maestros más importantes. Ellos valoraban la enseñanza que estaba recibiendo en la escuela, pero sabían que había una diferencia entre la educación escolar (la adquisición de conocimientos) y el aprendizaje de la vida (el desarrollo de la sabiduría).

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