La conquista del yo

La conquista del yo es el mayor triunfo que un hombre puede lograr.

Sólo la imperfección se queja de lo imperfecto.

Cuanto más perfectos seamos, más benévolos y callados seremos con respecto a los defectos de los demás.

Nunca digamos a los demás lo que se ha dicho en su menosprecio.

Ser callados, sufrir, no juzgar a nadie sin verdadera necesidad, será un continuo sacrificio de nuestro yo.

Nuestro principal cuidado al culpar a alguien, deberá ser hacer el menor daño posible a aquel que ha cometido la falta.

Nunca digamos nada mortificante a nuestros vecinos.

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