Libertad de Expresión en Guatemala

Recientemente, el Alcalde Álvaro Arzú, publicó en su cuenta personal de twitter, la siguiente frase:

Expresarnos en Twitter y Facebook como lo hacemos hoy hubiera sido impensable antes de la Firma de la Paz.

Claro que esto es suponiendo, que en esa época hubieran existido Twitter y Facebook, únicamente como ejercicio mental, supongamos que la premisa es cierta totalmente.

Fue precisamente a principios de los años 90, en los que empieza, con paso lento pero seguro, la masificación de Internet. Recuerdo que en esos años hice mi primera cuenta de correo electrónico en Hotmail, que aún conservo, aunque ya no la uso mucho, todavía no era propiedad de Microsoft y faltaba mucho todavía, para llegar a los actuales métodos de comunicación.

En 1992, hice mi primera página web, que básicamente consistió en ingeniería inversa, de alguna que habría visto en algún lugar, revisé el código fuente y empecé a experimentar, viendo que pasaba si movía y cambiaba tal o cual valor.

La libertad de expresión, está garantizada por la Constitución Política de la República, sin embargo y lamentablemente, eso no significa que se respete esta garantía y que realmente tengamos libertad de expresión, tal y como quisiéramos.

Si bien es cierto, que ahora hay mas formas y medios de llegar a una mayor audiencia y que en teoría, no hay censura en Guatemala, también es cierto, que si decimos algo delicado, esto puede traernos muchos problemas.

Tres ejemplos:

Opinión inoportuna:

Hace un tiempo, un usuario de Twitter en Guatemala, fue encarcelado, bajo el cargo de pánico financiero, una ley que en esa época, había sido recientemente creada y que básicamente, este caso sirvió para mandar el mensaje, de que no había que estar diciendo nada, porque no ven quien la debe sino quien la paga.

Finalmente todo salió «bien» para esta persona, aunque la reputación, el dinero perdido, los antecedentes y el precedente, es algo que seguro lamentará por el resto de su vida. Todo por un mensaje corto de pocas palabras, en el que expresó su opinión en determinado tema.

¿Alguien mas opinó al respecto?, por supuesto que no, al menos el ciudadano de a pie, que no goza de los conectes necesarios, para salir bien parado de una situación como esta.

Pánico financiero:

¿Alguno ha leído de que trata esa ley, sus alcances y limitaciones?, pues básicamente lo que dice, es que no se puede hablar mal de ninguna entidad financiera de Guatemala. Las penas en caso de incumplimiento son muy altas, comparadas en magnitud, a la de delitos que atentan contra la vida. ¿Alguien se arriesgaría a emitir opinión?, por supuesto que no.

Aunque hay una excepción en la que supuestamente no hay problema, si se trata de un estudio o investigación.

Entonces, ¿como podemos quejarnos de un mal servicio, sin ser acusados de generar pánico financiero?, no se puede denunciar ni publicar, que tal o cual banco, por ejemplo, da un mal servicio al cliente, porque estaría hablando mal y podría ser acusado con el cargo de pánico financiero.

¿Es casualidad que en ningún lado se vea opinión, donde se comente el pésimo servicio y abusos que cometen algunos bancos del sistema?, claro que no es casualidad, es miedo.

Sin embargo, el banco donde hago mis transacciones, de forma abusiva, me manda constantemente correos electrónicos con publicidad no deseada, me gustaría dar el nombre, pero… bueno, muchos serán víctimas de esto también. A pesar de que he pedido que ya no me manden ese correo no solicitado, por escrito, en el call center, personalmente, no hay forma de parar el abuso y de forma regular mandan el spam electrónico, algo que en otros países es duramente castigado, acá pues… como todo, seguimos siendo abusados.

¿Alguno se atreve a dar el nombre de este banco? o en diciembre, mucha gente en Twitter y Facebook, protestaron y se quejaron por el tráfico generado por un tonto desfile, organizado por un banco, generando un caos vial en un área muy importante de la ciudad capital, pero nadie se atreve a dar el nombre de este banco abusivo, mucho menos a denunciarlo en otras instancias.

Autocensura:

Tengo el gusto de tener amistad con varios periodistas, que laboran en revistas, prensa, televisión, blogs, etc. Sin embargo, ninguno de ellos publica sus opiniones sobre temas puntuales, porque podrían reñir, con la línea editorial del medio en el que trabajan y pues se autocensuran, principalmente para no perder sus trabajos.

En lo personal, me han confiado sus opiniones y puntos de vista sobre diferentes temas, pero viven con la angustia de la censura impuesta por ellos mismos. Por ser figuras públicas, viven con el miedo a no decir mas de la cuenta, para que sus empleadores estén siempre contentos, lo peor es que en algunos ya forma parte de su personalidad.

***

Así que, ahora pueden existir medios de comunicación masivos, como Facebook, Twitter, Google+, Podcasts, Blogs y los que se inventen en el futuro, pero, al menos en Guatemala, todavía nos cubren, sino las mismas sombras de antes de la firma de la paz, unas nuevas, adaptadas a las nuevas tecnologías.

Lo mas importante, es que ya no son los medios de comunicación tradicionales, los que tienen el monopolio de la información, ahora Internet es quien ha tomado el espacio de ellos y aunque en Guatemala siempre vamos muchos pasos atrás, en algún momento alcanzaremos a los países mas desarrollados y eventualmente, nuestra opinión será respetada y escuchada.

 

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo Pepe, y no hablemos del acoso de los cobradores, especialmente de un banco cuyo nombre se refiere a un área urbana con alta densidad de población, llaman a mi casa buscando a alguien que tiene más de 8 años de no vivir allí. Y dan información que es exclusiva del dueño de la tarjeta, en el país de donde viene la casa matriz los podrían demandar por divulgar información privada.

    1. Creo que todos sabemos cual es ese banco abusivo. Lamentablemente no es el único, hay muchos otros que de forma indiscriminada comparten información personal, sin que se pueda hacer nada al respecto.

      Y el hecho de que no digamos los nombres de los bancos, demuestra la utopía de la libertad de expresión en Guatemala

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