¡Qué vida tan triste lleva el iceberg!

Resignado a flotar, es arrastrado por todas las corrientes. Aunque parece duro, va deshaciéndose poco a poco. Frío y cortante, hace difícil y peligrosa toda aproximación. Cuando choca jamás se amolda ni se adapta, simplemente se rompe. Aparenta mucho en la superficie, pero ignora su profundidad, que es tanta.

¡Qué triste, Señor, tanto iceberg a la deriva en el océano del mundo!

Deja un comentario