El secreto de la fortaleza

Si hay algo que tendemos a menospreciar es la debilidad. Por otro lado, la fortaleza se considera digna de alabanza. Sin embargo, el apóstol Pablo hizo una enigmática declaración: «Cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte» (2 Co. 12:10).

¿Cómo pudo decir eso? Pablo aprendió que cuando se agotaba su propia fuerza y ya no le quedaban recursos personales de energía ni sabiduría, tenía que depender completamente de la inagotable Gracia de Dios. Cuando hacía eso, su experiencia era como la de uno que viaja por el desierto y desecha su cantimplora, completamente seca, porque ha encontrado un oasis, que es un abundante suministro de agua pura y cristalina.

¿Hemos aprendido el secreto de abandonar nuestra autosuficiencia, absolutamente inadecuada, para recurrir a los recursos del infinito poder de Dios? Para experimentar la fortaleza de Dios hemos de admitir nuestra debilidad.

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