La oración ha de ser humilde

Tal vez en alguna ocasión hemos visto un pajarito durmiendo en una rama o en un hilo, sin que se caiga, y nos hemos preguntado ¿cómo es que consigue hacerlo si está dormido?

Si nosotros intentáramos dormir así, en cuanto nos durmiéramos nos caeríamos con graves consecuencias. Según algunos expertos, el secreto está en los tendones de las piernas del pajarito. Ellos están hechos de tal forma que, cuando la rodilla está doblada, la pata agarra firmemente cualquier cosa. Los patas no se soltarán de la rama hasta que él desdoble la rodilla para volar. La rodilla doblada es lo que da al pajarito la fuerza para sostenerse de cualquier cosa. ¿No es eso una maravilla?

Es de admirar el diseño increíble que el Señor hizo para crear a los pájaros. Pues sucede que en nuestras vidas sucede algo muy semejante, pero en un sentido espiritual. Cuando nuestra «rama» en la vida se quiere romper, cuando nos vemos amenazados por sufrir una caída, sea pequeña o grande, cuando nos parece que todo está amenazado con caerse, la mayor seguridad nos viene de tener la rodilla doblada, es decir, doblada en oración. Nuestra firmeza ha de estar en nuestra oración.

Pbro. José Martínez Colín

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