Se negaba a ceder ante el temor

Martin Luther King fue y sigue siendo para mí una figura inspiradora. La fe que tenía en la causa de la justicia era inconmovible y parecía no tener ningún miedo, a pesar de ser odiado por tantos y amenazado con tanta frecuencia, por lo que la muerte debió de haberle acechado continuamente en el fondo de su mente. Así lo admitió pocos días antes de su asesinato y explicó también por qué se negaba a ceder ante el temor:

«Me gustaría vivir una larga vida, como a cualquiera. La longevidad tiene su valor. Pero ahora no me siento preocupado por eso. Sólo quiero cumplir con la voluntad de Dios. Y Él me ha permitido que ascienda a la montaña. He mirado desde allí y he visto la Tierra prometida. Es posible que no llegue a ella con vosotros, pero esta noche quiero que sepáis que, como pueblo, ¡llegaremos a la Tierra prometida! Así que esta noche me siento feliz. No me preocupa nada. No temo a ningún hombre. ¡Mis ojos han visto la gloria de la llegada del Señor!»

Del libro «No tengas miedo», de Johann Christoph Arnold

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