A mis hijos

Una joven discutía sobre el gobierno con un hombre de negocios conocido de ella, y trataba de expresar su idea de que el gobierno nunca podrá ser mejor que los que lo integran.

«No se puede tener un gobierno de primera con gente mediocre.», decía. «La única forma de fortalecer el gobierno es poniendo mejores jugadores en el equipo. Muchos de nosotros nos quejamos de la forma en que se administra nuestro país, pero olvidamos que suministrarlo es responsabilidad nuestra.»

«Tiene usted toda la razón», respondió rápidamente el hombre de negocios. «No hay duda de ello. Debemos poner en el gobierno personas de la más alta calidad».

Y volviéndose hacia la joven le dijo: «Pero nunca diga usted eso a mis hijos. No quiero que se mezclen en ese negocio sucio. Diga a cualquier otra persona todo lo que quiera, pero a mis hijos no.»

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