La familia es el nido del hombre, rey del universo.
Cuanto más profundas sean las raíces de la virtud en el terreno de la familia, y cuanto mejor eduquen los padres (en palabra y en ejemplo) las almas de sus hijos en los preceptos de la religión, más abundantes serán los futuros que resulten para bien de la sociedad.
La familia es una de las obras maestras de naturaleza.
Si en las familias cristianas la fe y la pureza disminuyen, la iglesia se enferma y padece de anemia; por el contrario, si la fe y las virtudes florecen en nuestros hogares, también la iglesia se expansiona en belleza.
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor… Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. (Efesios, 5)