¡Recréate!

Vístete nuevamente de felicidad y camina con la frente en alto. Tú no eres menos que nadie. Nadie puede darte lo que tú no te das. Búscate en el rostro de un niño, mírate jugando como cuando apenas mirabas al mundo renacer en cada ilusión de tu infancia.

Vuelve a creer en los reyes magos, en los ángeles, en los duendes del jardín. Vuelve a tu divina raíz y nútrela otra vez con la ilusión. No permitas que alguien quiera vivir la vida por ti, porque sabes que no podrá hacerlo, además de haberte arrebatado un precioso instante en la historia que el universo te ha dedicado, un espacio para que brilles como una estrella y colmes de luz a las vidas que a ti se acerquen, nunca nadie podrá vivir la vida por ti. Nunca dos personas podrán ocupar el mismo espacio al mismo tiempo.

Levántate y no te dejes vencer, ni por la lucha diaria, ni por un amor fallido, no te entregues al sopor de una cama a mirar el techo o cerrar los ojos voluntariamente en la oscuridad de una habitación. Levántate y anda. Anda lejos, anda cerca, sonríe con la gente que pasa, acaricia a un niño, date el gusto de saborear aquello que tanto te gustaba en otros tiempos. Cómprate algo lindo y disfrútalo.

Miguel Ángel Arcel

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