Demasiado de prisa

Un explorador blanco, ansioso por llegar cuanto antes a su destino, en el corazón de África, ofreció una paga extra a sus porteadores para que anduviesen más de prisa.

Durante varios días, los porteadores apuraron el paso. Una tarde, sin embargo, se sentaron todos en el suelo y posaron la carga, negándose a continuar. Por más dinero que les ofreciese, los indígenas no se movían.

Finalmente, cuando el explorador pidió una explicación por aquel comportamiento, obtuvo la siguiente respuesta:

– Hemos andado demasiado de prisa, y ya no sabemos ni lo que estamos haciendo. Tenemos que esperar a que nuestras almas nos alcancen.

Nos embrollamos en la vorágine de la vida. En una prisa desesperada no de vivir, sino de sobrevivir.. . y nos olvidamos de lo esencial… ¡¡¡VIVIR Y DISFRUTAR LA VIDA!!!

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