Una ilusión agradable

Un pintor famoso acababa de terminar el retrato de un caballero de edad avanzada, y los dos estaban examinando la obra. El viejo estaba satisfecho con el parecido, pero tenía una crítica que hacer: sentía que se veía demasiado severo.

Al poco tiempo, la familia del caballero entró en el estudio para ver el retrato. Ellos también quedaron complacidos, pero uno exclamó: «¡Pero qué simpático se ve papá!».

Todos tenemos la tendencia a ser nuestros más grandes admiradores, ya que es más fácil ver las faltas en los demás que en nosotros mismos, por lo tanto no somos completamente exactos. Sin embargo, nuestros amigos nos ven de un modo diferente y con mayor sentido crítico. Pero también pueden equivocarse.

Únicamente Dios nos ve tal como somos, y mientras más nos esforcemos por llegar a Él, más conoceremos como realmente somos.

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