Su peor enemigo

Un jefe decidió conceder un aumento de sueldo a una de las jóvenes empleadas de su oficina.

Se dirigió a su escritorio a darle la noticia.

En ese momento, ella vio su reloj y al darse cuenta de que ya era la hora de salida, sin titubear un instante, cerró su máquina de escribir. Ni siquiera se preocupó de terminar una importante carta que su jefe estaba esperando.

El jefe, desilusionado, dio media vuelta y sin decir una sola palabra se retiró. Esta empleada no se dio cuenta de que había arruinado su propia oportunidad de mejoría.

Los que con todo cuidado evitan hacer cualquier cosa que esté mas allá de su estricta obligación, se perjudican a sí mismos más que a los demás.

Dios espera que hagamos algo más que el mínimo. Pero mientras más hagamos por Amor de Dios, más recibiremos en cambio.

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