La habilidad más valiosa es la disponibilidad

Dios no crea santos de la nada, sino a partir de personas corrientes de carne y hueso que lo aman y le permiten que se valga de ellas. En general, los más grandes santos han sido personas sencillas que se limitaron a hacer lo que consideraron necesario, en muchos casos sin que uno se percatara de ello o supiera de su existencia. Siempre se los encuentra cuando se los necesita, y en todo momento están dispuestos a ver lo que hace falta y responder adecuadamente.

Si uno ama de verdad al Señor y al prójimo, será consciente de las necesidades que haya a su alrededor y hará lo que sea necesario. Y si el Señor ve que obedece y no vacila en servirle cuando le pide que realice las labores más humildes, podrá confiar en él para encargarle tareas más importantes (Lucas 16:10). Eso si, no lo obligará. Todo depende de uno, de su aceptación y su voluntad de estar disponible. Para tener esa aceptación hace falta humildad, que es una manifestación de amor, hasta el punto de estar dispuesto a ir adonde sea, en cualquier momento, a hacer lo que sea y por quien sea, siendo simplemente uno más, a fin de agradar a Dios y ayudar a nuestros semejantes.

¿Estás dispuesto a hacer todo lo que Dios te pida?

David Brandt Berg

Deja un comentario