Paseo Dominical

¿Cuándo fue la última vez que salió un domingo a dar un paseo en auto?

Esta no es una actividad muy popular en estos días, pero lo era cuando yo era joven. Y era la actividad favorita de los Raimey, unos maravillosos vecinos que tuve cuando era niño.

El señor Raimey decía: «¡Todo el mundo arriba! Vamos, súbanse al auto y vamos a dar una vuelta», mientras reunía a su familia y ocasionalmente a un niño vecino como yo que estaba jugando al lado de su casa. Y nos íbamos. Vivíamos en Circleville, Ohio, y nuestros paseos dominicales nos llevaban a lugares exóticos como Lanchaste, Chillicithe, y hasta Columbus. Era una gran aventura para nosotros.

El Sr. Raimey guiaba por caminos de tierra y carreteras que pasaban a través de granjas y campos de Ohio. Nunca estábamos seguros de lo que veríamos.

Esos paseos dominicales eran entretenidos. Si teníamos suerte, y encontrábamos alguna tiendita en el camino, el señor Raimey se detenía, y todos nos bajábamos.

El señor Raimey y su esposa nos compraban una Coca Cola o un helado a cada uno. Era una manera maravillosa de pasar la tarde.

Pero para decirle la verdad, a través de los años he encontrado a mucha gente que trata la vida como un paseo dominical. Parece que dijeran: «Salgamos a ver a dónde llegamos».

Están dispuestos a dejar que la vida los lleve a donde quiera. No soy científico, pero he notado que la fuerza de gravedad suele llevar todo hacia abajo. Y sin planificación ni dirección, la vida de una persona puede hacer lo mismo.

Del libro «El mapa para alcanzar el éxito», de John C. Maxwell

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