Las Gracias Celestiales

La otra noche soñé que me fui al Cielo, y en la entrada me recibió San Pedro. Un ángel me empezó a mostrar lo que era el Cielo y me llamó la atención una sección que contenía infinidad de bodegas cuidadosamente construidas y ordenadas. Cuando pregunté al ángel sobre qué era eso, él me contestó:

– Son las bodegas de las Gracias Celestiales para cada persona. El Maestro ha sido espléndido y no ha escatimado costos para surtir con los artículos de más calidad indispensables para cada persona.

Le pedí que me mostrara la bodega y hacia allá me condujo. Mi nombre estaba cuidadosamente escrito y cuando entré me sorprendió la gran variedad de regalos que había en ella, cada uno ordenado y titulado sobre su contenido. Conforme los leía, me di cuenta que eran gracias que yo había necesitado con urgencia y que, desilusionado, veía que se encontraban allí. Cuando le hice ese comentario al ángel, él me contestó:

– Sí, esos regalos eran tuyos… pero, como nunca se los pediste al Señor, aquí se quedaron.

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