El saber valorar

Sabes que lo tienes todo, o por lo menos eso crees, piensas que eres feliz, ¿pero cómo?

No sabemos reconocer el verdadero valor de las cosas. Sólo pregúntale a un viudo tras la pérdida de su esposa cuánto la extraña; o al pequeño huérfano que está en la calle cuánto vale el calor de un hogar; o a ti mismo pregúntate si vale la pena cambiar el amor y la verdadera felicidad por una vida sin sabor.

¿Por qué no nos damos tiempo para amar? No lamentemos luego lo que se derramó. Sabemos que Dios está sobre todas las cosas, pero lo vemos tan grande que creemos que Él no se ocupa de nosotros, o lo vemos tan pequeño que pensamos, «Mañana me ocuparé de Él»… y ese mañana, nunca llega.

No esperes ver a Dios en un trono, con una túnica de oro, o en el más famoso hotel de la ciudad; más bien, puedes verlo en ese pequeño huérfano, o en el viudo que necesita aliento y compañía.

Démonos tiempo para lo que en realidad vale, aprendamos a darle un verdadero valor a las cosas que en realidad dan la felicidad, recuerda que nuestro Padre nos hace ver, que en cada uno de esos pequeñitos está Él.

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