Etiqueta: pasión

  • Reflexiones de Cuaresma día 3

    Oración inicial

    Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?

    Día 3

    Rechazar excusas. El cardenal Mindszenty era cardenal en Hungría cuando este país fue tomado por los comunistas. En seguida lo metieron en la cárcel, donde pasó muchos años, años que fueron un martirio. Salió de la cárcel cuando Hungría se independizó de la Rusia comunista; era ya muy mayor y murió al poco tiempo.

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  • Reflexiones de Cuaresma día 2

    Oración inicial

    Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?

    Día 2

    Santa Misa. A media tarde, Jorge entra en la cocina como un huracán y le dice a su mujer: «Hola, cariño… Voy a cambiarme. Felipe y yo vamos a jugar un partido de tenis antes de que se haga de noche». «¡Pero, Jorge! -objeta su mujer- es muy tarde y tenía preparada una excelente cena: carne a la borgoñesa, y verduras, y una tarta de limón.» «Lo siento, cariño -responde Jorge- tomaré un bocadillo en un bar. Tómatelo tú…»

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  • Señor de Esquipulas

    Novena al Señor de Esquipulas

    Acto de Contrición

    Jesús crucificado: postrado a tus pies el más ingrato pecador, te pide perdón y misericordia de haberte ofendido con tantas culpas; me pesa, mi Jesús, haber ofendido a tan soberana Majestad, propongo la enmienda de mi vida; te doy la palabra de confesar todos mis pecados, sin callar alguno; de apartarme de todas las ocasiones y peligros de ofenderte y hacer esta Novena agradable a tus divinos ojos, dándome tu divina gracia; confío de tu misericordia, que me has de perdonar y conceder lo que pido en esta Novena. Pequé, Dios mío; pequé, amantísimo Padre de mi vida; pequé, dueño de mi alma; misericordia, Jesús Salvador del Mundo; misericordia, Señor viva tu fe, viva tu amor, viva tu gracia. Amén.

    Sonetos de San Francisco Xavier

    No me mueve, mi Dios para quererte
    el cielo que me tienes prometido
    ni me mueve el infierno tan temido
    para dejar por eso de ofenderte.
    Tú me mueves, Señor, muéveme al verte
    clavado en esa Cruz y escarnecido,
    muéveme al ver tu cuerpo tan herido,
    muéveme tus afrentas
    y tu muerte.

    Muéveme, en fin tu amor de tal manera,
    que aunque no hubiera cielo yo te amaré
    y aunque no hubiere infierno, te temiera.
    No me tienes que dar porque te quiera,
    porque si cuanto espero, no esperara,
    lo mismo que te quiero, te quisiera.

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  • Escuchando con el corazón

    «He desperdiciado todo mi sábado», se lamentó John, mientras su padre le despertaba con delicadeza.

    El tono de su voz, lastimero y angustiado, provocó una reacción instantánea en su padre y un destello de ira emergió de él. Había sido un largo día de pintar y colocar papel de pared en la nueva oficina de su madre y su papá estaba extenuado. John había trabajado duro en las primeras horas del día, pero al desaparecer la ilusión de la novedad, se sintió aburrido y finalmente soñoliento, por lo que se acostó en un sofá, en una oficina adyacente. Ahora su padre, Richard, lo despertaba para que todos se encaminaran a casa.

    Antes que Richard pudiese expresar una repentina retórica formada por su mente, algo le detuvo. Vislumbró, desde la perspectiva de un niño de ocho años, lo que significaba todo un sábado transcurrido trabajando en la nueva oficina de su madre.

    Con renovada compasión, respondió a su hijo: «John, sé que el sábado es precisamente el día de la semana más importante, cuando se tiene ocho años. Aprecio tu disposición a prescindir de disfrutarlo y ayudarnos a decorar la oficina de mamá. Ha sido un largo día y apuesto a que también estás cansado. Sin embargo, me gustaría mostrarte cuánto apreciamos tu apoyo yendo a la tienda de videos, camino a casa, y alquilando una película que tú elijas para que nos deleitemos en familia. ¿Qué te parece?»

    En respuesta a la actitud amorosa de su padre, la angustia y desesperanza de John, se transformó en euforia y dijo quietamente, «¡Enhorabuena, papá! ¡Me gustaría hacerlo!»

    A veces, al escuchar con nuestro corazón y no con los oídos, el amor gana y las relaciones florecen. Por ello, Johann Wolfgang Von Goethe dice: «La corrección consigue mucho, pero la estimulación, mucho más.»

  • Fiesta de Todos los Santos

    Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.

    La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.

    Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.

    Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.

    Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.