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Limones por mano
Reflexiones de Cuaresma día 35
Oración inicial
Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?
Día 35
¿Puedo ayudarte en algo, Dios mío? En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch, encuentro un diálogo con un niño que me deja literalmente conmovido.
– ¿Rezas a Dios? – pregunta Bloch.
– Sí, cada noche – contesta el niño.
– ¿Y qué le pides?
– Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo.
En el momento justo, con el ángulo exacto
Este año, el gobierno te recuerda… Fotografía tomada en el momento justo, con el ángulo exacto.
Reflexiones de Cuaresma día 34
Oración inicial
Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?
Día 34
Dolor de los pecados porque pensaba en ti. «¡Qué dolor de muelas! No puedo estudiar, ni leer, ni jugar, y ni siquiera puedo dormir «, se quejaba desconsoladamente. Alguna vez habrás tenido dolor fuerte de algo, ¡qué pesadilla!
Reflexiones de Cuaresma día 33
Oración inicial
Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí?
Día 33
Perdonar siempre. Un día, la Madre Teresa de Calcuta, encontró sobre un montón de basura una mujer moribunda que le dijo que su propio hijo la había dejado abandonada allí. La Madre la recogió y la llevó al hogar de Kalighat. Aquella mujer no se quejaba de su estado sino de que hubiera sido su propio hijo quien la dejó allí. No podía perdonarle… La Madre Teresa, que quería que aquella mujer muriese en gracia de Dios, trataba de convencerla: