Otra vez, son las 21:34 hora de Guatemala y nuévamente me he tenido que preparar para algo superior. Otra vez ha temblado y mientras termino un proyecto en el que estoy trabajando, la tranquilidad ha sido interrumpida nuevamente.
Y es que aunque uno no quiera, el que le muevan la silla, por medio de un movimiento de las capas de la corteza terrestre, como dicen las enciclopedias, no deja de inquietarlo a uno. Es mas lo hace a uno reflexionar sobre lo pequeño e impotente que uno es ante la naturaleza. Lamentablemente estas reflexiones son tan fugases que solo duran el tiempo que dura el temblor y nuevamente al recobrar el color en la piel, volvemos a nuestras actividades dejando a un lado lo que a la larga nos puede hasta salvar la vida.