Estaba yo tranquilamente, ocupado en mis asuntos dentro del gimnasio, cuando de repente y sin decir agua va, pues que escucho una alarma que bien podría haber estar anunciando un incendio.
Lo curioso fue que en cuanto la escuche, por supuesto me puse en alerta máxima, presto a usar la ruta de escape que previamente ya había establecido para una situación de emergencia como esta, pero me sorprendió que veo alrededor y nadie, absolutamente nadie parecía haberla escuchado. Es imposible, pensé, alguien tuvo que haberlo escuchado, pero no amigos, nadie se movió de su lugar, cada quien siguió haciendo lo que estaba haciendo y en ese momento no se si mi ritmo cardíaco estaba elevado por haber escuchado esa alarma de incendio o quizá era por el ejercicio cardiovascular que estaba haciendo.
Sea como sea, acá les cuento como fue ese día en que pensé que por tantas calorías que estábamos quemando, supuse que ya había agarrado fuego el gimnasio.
Pasen adelante a escuchar, el podcast ya está servido y listo para ustedes.